En la atmósfera y, más concretamente, en los espacios de trabajo, circulan numerosos microbios. La mayoría piensan que la fabricación de productos o la manipulación de muestras biológicas son tareas que no conllevan mayor dificultad, pero no podrían estar más equivocados, puesto que estas muestras no deben estar en ningún momento expuestas a las bacterias presentes en el aire.
Por ello, para trabajar en un espacio extremadamente limpio en el que se garantice la protección de las preparaciones, la solución más eficaz es sin duda el uso de un equipo de flujo laminar.